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miércoles, 31 de octubre de 2012

para Noni, que hoy habría cumplido 48 años. Annabel Lee. Edgar Allan Poe











Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco               
          por el nombre de Annabel Lee;
y era su único sueño verse siempre
por mí adorada y adorarme a mí.

Niños éramos ambos, en el reino
junto al mar; nos quisimos allí
con amor que era amor de los amores,                 
             yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo
envidiaban a ella cuanto a mí.

Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando

para siempre a mi hermosa Annabel Lee

Y parientes ilustres la llevaron                    
          lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.

¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,
llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.
Y no más que por eso -todos, todos
en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.

Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,
más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma                        
                 de la radiante Annabel Lee.

Pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.



Versión de Carlos Obligado



lunes, 29 de octubre de 2012

saco de huesos. Dunya Mikhail




















¡Qué buena suerte!
Ella ha encontrado los huesos de él.
La calavera está también en el saco.
El saco en su mano
como todos los otros sacos
en todas las otras manos temblorosas.
Los huesos de él, como miles de huesos,
en la fosa común,
su calavera, no como cualquier otra.
Dos ojos o agujeros
con los cuales él vio mucho,
dos oídos
con los cuales él escuchó la música
que contó su propia historia,
una nariz
que nunca conoció el aire puro,
una boca, abierta como un abismo,
no era como cuando él la besó
allí, silenciosamente,
no en este lugar
ruidoso con calaveras y huesos y polvo
exhumados con preguntas:
¿Qué significa morir toda esta muerte
en un lugar donde la oscuridad ejecuta todo este silencio?
¿Qué significa encontrar a tu amado ahora
Con todos estos lugares huecos?
¿Devolver a tu madre
con motivo de la muerte
un puñado de huesos
que ella te había dado
con motivo del nacimiento?
Partir sin muerte o certificado de nacimiento
porque el dictador no da recibos
cuando se lleva tu vida.
El dictador tiene una calavera también,
una enorme.
Que resolvió por sí misma un problema matemático
que multiplicó una muerte por millones
y el resultado fue la nación.
El dictador es el director de una gran tragedia.
Él tiene una audiencia, también,
una audiencia que aplaude
—hasta que los huesos empiezan a sonar—
los huesos en los sacos,
el saco lleno finalmente en la mano de ella,
a diferencia de su vecina decepcionada
que no ha encontrado aún lo suyo.



http://www.festivaldepoesiademedellin.org

miércoles, 24 de octubre de 2012

en busca de la medianoche. Nathalie Handal
































Él besó mis labios a la medianoche
Yo lo permití
Él me quitó la blusa
Yo lo permití
Él me quitó el brassier
y tocó mi seno
Yo lo permití
Él me quitó los pantalones
Yo lo permití
Me quitó mis prendas íntimas
y me miró, de pie
en este cuarto extraño, oscuro
blanco y negro.
… Yo lo permití
Una pequeña luz se desvaneció
en la ventana
vi brevemente
la ciudad donde vivimos,
pero no conocemos…

Luego él se equivoca
al pronunciar mi nombre
y yo lo detengo…
Le pregunto si alguna vez
ha sido exiliado o encarcelado
si alguna vez ha enviado
cartas a una mujer antes
amada pero que jamás
habrá de ver otra vez
si piensa que se puede regresar
a un amante aún si
el amor ya no fuera posible
una segunda vez,
le pregunto si acaso
había asaltado una pequeña tienda de víveres
o robado el pan de un campesino,
o si acaso había cruzado
los mares, costas y montañas
aún incapaz
de llegar…

Él responde:
En mi país, no pronuncié
mi nombre correctamente
y entonces fui torturado,
en la línea del enemigo, no pronuncié
mi nombre correctamente
y fui exiliado
al llegar, no pronuncié
mi nombre correctamente
y me dieron nuevos documentos…
Ya ves. Un corazón que busca la medianoche
es solo un corazón, todo lo demás es igual,
excepto lo que espera el otro…




http://www.festivaldepoesiademedellin.org





lunes, 22 de octubre de 2012

poemas del polígono industrial (2). Antonio Rigo























Notas del encargado, 3


Importante:
no juzgues jamás a un tipo por su pinta
sino por el estado de su camión,
neumáticos gastados y soledad
tienen el mismo significado.


Antonio Rigo. Masticando adelfa. Obra reunida 1991-2011. Ediciones La Baragaña. Palma de Mallorca. 2012



miércoles, 17 de octubre de 2012

poemas del polígono industrial (1). Antonio Rigo



























Lunes cambio de aceite
Martes reapriete de culata
Miércoles esmerilar válvulas
Jueves inyectores y bomba de inyección
Viernes grupo diferencial y recogida de algodones
Sábado de gloria y
Domingo de resurrección



Naturaleza

Los restos de fango que dejan
-cuando ha llovido o llueve-
los neumáticos de los camiones
sobre el piso del taller
lo más cerca que estoy
-algunas veces y oscuro-
de la naturaleza.



Antonio Rigo. Masticando adelfa. Obra reunida 1991-2011. Ediciones La Baragaña. Palma de Mallorca. 2012

domingo, 14 de octubre de 2012

dos poemas de Humberto Ak'Abal





















RECUERDO

De vez en cuando camino al revés:
es mi modo de recordar.

Si caminara sólo hacia adelante,
te podría contar
cómo es el olvido.



DOS LÁGRIMAS

Cuando nací
me pusieron dos lágrimas
en los ojos
para que pudiera ver
el tamaño del dolor de mi gente*.




http://www.angelfire.com/stars2/musica/akabal.htm


*Humberto Ak'Abal nació en Guatemala y pertenece a la etnia Maya K'iche




sábado, 13 de octubre de 2012

virus de la escritura. Kamran Mir Hazar


















1.

Los virus de la escritura
Y los laberintos electrónicos
Con apagones y sin computador
En una casa rentada, a siete mil por mes;
Kabul, la capital afgana
¿Qué tonto poema es éste? 
Te preguntas ¿son poesía las palabras solitarias que vagan por corredores electrónicos,
Cercenadas de su existencia,
Arrojadas lejos, sin ninguna alternativa excepto la de convertirse en poema?
Miras a la imaginación vagando a través de senderos, por senderos
Tiras la correa sobre otra palabra todavía,
Tratando de dominar a esa salvaje,
Y si fracasas,
Dejas de funcionar,
Como un computador colapsado.


2.

Había alguien, alguien que escribía virus
Detrás de un computador portátil de energía diesel Buscando URLs 
Un correo anónimo se enviaría
Para conectarte a un sitio infectado;
“Soy de Florida, Estados Unidos, tengo 23 años de edad,
Busco a alguien que siga el link y sea feliz”;
¿Abrir el correo y hacer feliz a alguien?
Primero, detén los programas;
Pasando por seguridad, escribiendo 97, 98, 99,
Haciendo próxima la muerte del romance entre cero y uno.

Un escritor de virus bebió media botella de cerveza de un solo trago;
Luego, mueren computadores;
Primero al este de París, una casa,
Australia, tres minutos después,
Un hombre espera los últimos minutos afuera de una oficina de cambio
Necesita llegar a casa;
Una fiesta va a comenzar en media hora;
Filipinas, minutos más tarde,
Una chica de 19 años En una sala de chat,
Exhibe un cuerpo usado;
En Egipto, más o menos al mismo tiempo, 
Y a la mañana siguiente, Kabul.


3.

Usted, y usted, también usted,
Sí, usted y usted también,
¡Todos están arrestados!


4.

Me dicen, ¡para de escribir!
Escribe y te mostraremos a Guantánamo en casa,
Escribe y te mataremos. Kabul, verano 2007
Manos esposadas, pies atados;
Éste es Afganistán, y éste de aquí adonde va a llegar,
Cadáveres sobre cadáveres.
El poema no tiene alternativa sino dejar de escribirse a sí mismo.
Ésta es la prisión.


5.

Le preguntaron a un gorrión de Kabul
¿En resumen, qué trama la humanidad?
El gorrión meditó sobre esto y ¡se murió!



http://www.festivaldepoesiademedellin.org/


jueves, 11 de octubre de 2012




















Cumplo 51 años,
abro la ventana y
respiro el árbol
abro la ventana y
beso la flor. Nada.
No sucede nada.
Hay un no sé qué
extraño, preciso e
implacable ¿La muerte?
¿El amor? ¿Un poema?



Antonio Rigo. masticando adelfa. OBRA REUNIDA 1991-2011. Ediciones La Baragaña. Palma de Mallorca. 2012


miércoles, 10 de octubre de 2012

el loco. Yannis Ritsos







El carro, parado frente al mar,
cargado de seis barriles de hierro, rojos,
y otro más de un estupendo verde.
                         El caballo
pacía en el prado. El cochero
bebía en la taberna.

                 El loco de la isla
se detuvo en el muelle, y gritó:
"¡­Con este verde os venceré!"
Y señaló el último barril, sin tener ni idea
de su contenido o de quién fuera. 



http://www.festivaldepoesiademedellin.org/

jueves, 4 de octubre de 2012

               



  












CV


Cuando ella aún vivía,
Salíamos, cogidos del brazo,
Y contemplábamos los olmos
Que crecían en el terraplén
Delante de nuestra casa.
Sus ramas estaban entrelazadas.
Sus copas rebosaban de hojas
Primaverales, como nuestro amor.
El amor y la confianza no bastaron
Para invertir la marcha de
Las ruedas de la vida y la muerte.
Se esfumó como un espejismo.
Una mañana se fue, como un pájaro,
Entre los blancos lienzos de la muerte.
Ahora, cuando el niño que dejó
Como recuerdo la llama llorando,
Lo único que puedo hacer es
Cogerlo y abrazarlo torpemente.
Nada puedo hacer para remediarlo.
En nuestra alcoba las almohadas
Siguen una junto a la otra,
Como en tiempos yacíamos nosotros.
Me quedo ahí sentado y dejo
Que los días pasen hasta obscurecer.
De noche permanezco despierto
Y suspirando hasta el amanecer.
Sé que, por mucho que la llore,
Nunca jamás volveré a verla.
Me dicen que su espíritu podría
Merodear por el monte Hagai
Bajo las alas de las águilas.
Avanzo a duras penas por
Sus faldas y subo hasta la cumbre
Sin olvidar ni por un instante
Que nunca volveré a verla,
Ni aun cual leve temblor en el aire.
Toda mi añoranza y todo mi amor
Nunca lograrán hacerlo posible.


                                         
                                          HITOMARO



Kenneth Rexroth, Cien poemas japoneses. Gadir. Madrid. 2007