
DE PIE, EN EL METRO
Ante la visión de un asiento libre
nos lanzamos todos al hueco vacío.
Con un gesto trazamos la línea
que separa a ganador de perdedores.
A las siete de la mañana
la bomba del cansancio
los tanques de la frustración
han aniquilado al prójimo.
Sin fuerzas para compadecernos
soy esa que, de pie, vencida, nos odia.
LOS LOCOS
El loco del barrio daba aullidos.
Para transformarse en hombre lobo.
Manuel y yo intentamos cambiarnos de acera
pero los coches aparcados nos cerraban el paso.
Al llegar a mi altura el hombre deja de gritar
detiene su danza frenética, me dice: "Perdón"
y se aparta a un lado para que yo pase.
En un tono educado.
Definitivamente cuerdo.
Me digo: lo que nos diferencia
la loca que yo soy
la dejo encerrada en casa.