QUÉ VERDES FUERON MIS CAMPOS
Sabías que me arrancaron mi tierra Mi aire, mi agua
Sabías que me mutilaron, me hicieron Un ser extraño en mi tierra No soy país, no soy nación
Desgarraron mi tierra, la profanan, Lo que fue culto, ofrenda al sol, a la luna Ahora es idolatría, soberbia, culto A la riqueza
A mi tierra le niegan las ansias, las esperanzas, De volver a empezar
Sabía que acortaron el horizonte de mi mirada, Ahora ya no se pierde en el infinito
Ahora tropieza con el desorden, mi aire, Mi agua, mi paisaje, ya no me sabe igual.
Mi agua me refleja un rostro turbio como Ella. ¿Vendieron con mi tierra mi identidad?
Acaso la esencia de mi espíritu necesita evolución Acaso necesita adaptarse.
Me siento como el río que lo obligan A salir de su cauce
Que deja y abandona tierras sedientas.
El agua profanada ya no me moja, Ni calma mi sed. El aire profanado siento que ya no me silva al oído.
La tierra profanada rechazará toda ofrenda Todo culto.
Dicen que Dios creó al mundo, Lo que si se es que la Tierra, Abriga al Hombre.
Por Tambogrande, por las Bambas, por el Cerro Quilish, por los depósitos de Plomo del Callao que tanto nos envenenan.
Poeta anónimo, Perú
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