El hombre invisibilizado
Para el Pirra
En el andén, un vigilante lleva a cabo una de sus anodinas rondas. De repente, se detiene, mira hacia la curva de la vía (tal vez el infinito), guiándose por el trazo amarillo que corre paralelo, y hace algo totalmente fuera del guión: saca su móvil del bolsillo y toma una foto. Hasta ahí, pese a lo inusual del gesto, nada que cualquier persona corriente hubiera considerado digno de prestarle mayor atención.
Sólo visionarios del estilo de H. G. Wells o James Whale repararían en el hombre que sujeta el teléfono.
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