
Cómprese una aspiradora, un maravilloso
televisor, una acción en tres
trasatlánticos, ropa marcada
y brillante; un ataúd para que
no le pille desprevenido, una esposa
diligente y sencilla, un auto
todoterreno, unas zapatillas nike
para la cinta transportadora, un
gran arbolito de plástico, una casa
prestadora de todos los conforts
conformistas, una hipoteca facilitadora,
el power ranger de moda y la barbie
trituradora. Un chalet en la playa si aún
le quedan fondos.
Ya puede vivir usted tranquilo. Duerma y descanse
que mañana le toca producir hasta el día
que liquidemos su cuenta por su lamentable pérdida.
Descanse en paz.
Voces del Extremo: Poesía y Realidad, VV. AA., Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, 2003
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