La bestia me acusa del golpe. ¡No entiendo!
Desde sus pájaros
me escupe acero-fuego
gritando su derecho a la vida
Vomita mi condena.
Me juzga, ejecuta y olvida.
Retira el dedo del botón y sonríe.
La llaga grita en las pesadillas.Desde el palmeral olvidado
reclutaré las manos de las dunas.
Su palabra de rabia renacida
sabrá como destruiros.
Antonio Martínez i Ferrer
Gracias Patricio por subir el poema, espero que pronto estemos juntos para charlar un buen rato.
ResponderEliminarUn abrazo solidario, Antonio.