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martes, 15 de junio de 2010

Mogadishu 1984




ARFAYE

A man without a nickname is like a goat without horns.

—A Somali saying


Arfaye: the sweet-smelling one

Fattest Somali

In the city of Mogadishu

City without deodorants

Everybody knows his nickname

And the irony that sweetens the truth

Nobody knows his real name

I can see him now

In my mind’s eye

In the middle of Main Street

In the frying sun

Melting away

About to drown

In his sweaty khaki uniform

Flinging sweat away from his eyes

Trying to direct a traffic of stubborn donkeys

Skittish camels

(Impatient drivers poking their behinds)

Hauling grass and milk

Donkey-carts driver by heedless drivers

Who claim the city belongs to their clan and donkeys

Goats

Sheep

Cattle

All on their way to the slaughterhouse

Jay walkers

Paraplegic beggars scuttling on all fours

(An American nicknamed them spidermen)

Beeping Fiats and thunder-farting ancient Mussolini trucks without mufflers

Out of this medley

Sometimes

A relief

A release

Would appear

Quivering breasts of a careless bushwoman

Or some undulating steatopygous behind

Then

Arfaye would pause

Tilt his head

In worshipful wonder

Flash a smile

And throw darts of desire.


Mohamud Siad Togane



ARFAYE


Un hombre sin un apodo es como una cabra sin cuernos.

-Dicho somalí

Arfaye: el que huele dulce;
El somalí más gordo
de la ciudad de Mogadiscio,
ciudad sin desodorantes.
Todos conocen su mote
y la ironía que endulza la verdad.
Nadie sabe su verdadero nombre.
Tengo su imagen en la cabeza,
en medio de la calle principal,
friéndose al sol,
derritiéndose,
hasta casi ahogarse.
Con su sudoroso uniforme caqui,
apartando el sudor de sus ojos,
intentando dirigir el tráfico de burros testarudos,
camellos asustadizos
(los jinetes impacientes atizan sus flancos)
cargando hierba y leche.
Conductores de carros junto a otros descuidados
que proclaman que la ciudad es solo suya, y de los burros,
cabras,
ovejas,
ganado,
todos camino del matadero.
Peatones imprudentes,
mendigos parapléjicos corretean a gatas
(un americano los llamó spidermen)
Bocinas de Fiats y roncos pedos sin silenciar de camiones de la era Mussolini.
Y al margen del bullicio,
a veces,
un alivio,
una liberación.
Aparecen
los pechos trémulos de una campesina despreocupada
o el vaivén de unas caderas.
Entonces,
Arfaye hace una pausa,
inclina la cabeza
como adorando una maravilla,
se ilumina con una sonrisa,
y lanza dardos de deseo.


Mohamud Siad Togane


Traducido por la escuela de letras libres.
http://escueladeletraslibres.blogspot.com

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